martes, 23 de noviembre de 2010

EL AMIG@ IMAGINARI@ DE MI HIJ@

“Lucía amaba a Cometa, su perro. Todos los días, ella jugaba y hablaba con su fiel compañero. Pero había un pequeño detalle: Cometa no existía. Es más, en la casa de Lucía estaban prohibidas las mascotas”.

“El cielo es el límite” y, en el caso de la imaginación de los niñ@s, el refrán queda como anillo al dedo: la cama puede ser un castillo, un barco pirata o un avión. Y que mejor que tener con quién compartir esas aventuras, en este caso, con un amig@ imaginari@.

Entre los 3 y los 8 años de edad es normal que algun@s niñ@s hablen de su “amig@ imaginari@”, incluso les pongan un nombre. No es para alarmarse, sino que forma parte de su desarrollo como personas. De hecho, ese mundo imaginario que ell@s crean es el que les permitirá diferenciar la realidad de la fantasía; enfrentarse a sus sentimientos negativos (miedo, celos, mentiras…), mientras que él/ella representa el papel de niñ@ “buen@” y el amig@ imaginario, el rol de “mal@”; y conocerse a sí mism@ e ir desarrollando su personalidad.

Los amig@s imaginari@s pueden ser de distinta naturaleza, como personas u objetos, peluches o personajes inventados. Y es con ellos con quienes el niñ@ tiene un espacio para conversar, jugar y pelear. Con su amig@ imaginari@ se sienten más protegidos, y siempre es su amig@ el que quiere determinada cosa, el que se enfada y discute… El niñ@ no habla por él, sino por su amig@, aunque la realidad es que cada acción de su amig@ imaginari@ le ayuda para que él/ella se pueda comunicar con el mundo exterior.

Los padres, madres y demás cuidadores, deberán respetar ese universo personal que han creado, y no introducirse en él, ya que le supone al niñ@ divertirse sólo de una forma sana. No es recomendable “bajarlo” a la realidad diciéndole que es una tontería o que el amig@ no existe, sino que hay que dejarl@ seguir con su juego mientras él/ella lo necesite. Sólo será necesario intervenir si se nota que tiene dificultades para relacionarse con otr@s niñ@s reales y hacer amig@s, necesitando apoyo y asesoramiento para aprender técnicas de socialización, o cuando le impida cumplir con sus tareas y compromisos cotidianos.

Se han hecho muchas observaciones al fenómeno del amig@ imaginari@. Algunos dicen que los hij@s únic@s, que solamente conviven con adultos, son los más propensos a tener amig@s imaginari@s, y los utilizan para llenar esta carencia social. Otros afirman que el fenómeno se da normalmente en los niñ@s más sensibles, con mayor imaginación y fantasía. Y hay los que dicen que los niñ@s que en la infancia tienen amig@s imaginari@s, podrán convertirse en artistas en la edad adulta.

En definitiva, el niñ@ no sufre problemas mentales, ni vive situaciones sobrenaturales, sino que está sano. Del mismo modo en que llegan los amig@s imaginari@s, se van y desaparecen con el tiempo, cuando el niñ@ tiene muy desarrolladas las funciones del lenguaje, la lógica, memoria e inteligencia. A medida que el nñ@ evoluciona, sus necesidades van cambiando y tal vez ya no necesite de un compañer@ de juego, puesto que ahora puede salir con otr@s amig@s. De hecho, cuando se inicia la escolarización, comienza a interactuar como sus compañer@s y es mucho más estimulante la interacción con iguales reales, los juegos son más divertidos y dinámicos y los aprendizajes resultan más rápidos y atractivos.